
Revista Fidélitas ׀ Vol.6 (2) ׀ Julio-Diciembre 2025 41
La industria 4.0 y el talento humano
En la actualidad, las economías a nivel nacional están adentrándose en lo que se conoce como la cuarta revolución industrial o
industria 4.0. En este contexto, las tecnologías emergentes como la impresión 3D, el Internet de las cosas (IoT), el almacenamiento
en la nube, el análisis de grandes datos (big data), la inteligencia articial y las redes sociales están transformando la naturaleza
del trabajo. Esta transformación conllevará tanto la generación de nuevos empleos como la potencial desaparición de los roles
laborales existentes. El IoT posibilita la transformación de productos cotidianos en objetos inteligentes en hogares y empresas,
lo cual puede reducir la dependencia de la intervención humana en su funcionamiento y, por lo tanto, inuir en el empleo. Por
ejemplo, aplicaciones como Siri actúan como asistentes personales, y empresas como Nest Labs producen sistemas de seguridad
WiFi, autónomos y programables para edicios y hogares, lo que ejemplica cómo la tecnología puede reemplazar ciertas tareas
humanas (Ávila et al., 2022).
En cuanto al big data, su aplicación implica analizar vastas cantidades de información con el propósito de prever errores,
patrones de comportamiento, agilizar procesos y reducir costos. Asimismo, tiene la capacidad de satisfacer una demanda que,
irónicamente, puede ser anticipada a partir del análisis de información personal o colectiva, lo que a su vez inuye en la
preferencia de productos. Esto se logra al procesar de manera oportuna datos almacenados digitalmente, los cuales pueden ser
gestionados a través de la nube (Guerra & Ortiz, 2020).
En el pasado, las computadoras proporcionaban respuestas, pero carecían de la capacidad para ofrecer respuestas inteligentes
y solo podían ejecutar instrucciones detalladas y repetitivas, sin la capacidad de comprender conceptos. Sin embargo, en la
actualidad, hemos alcanzado un punto en el que las computadoras son capaces de generar inteligencia articial. La inteligencia
articial (IA) está en camino de transformar diversos ámbitos laborales como el transporte, la salud, la ciencia, las nanzas y el
ámbito militar. Según una encuesta realizada a cientícos, se espera que en los próximos años, la IA supere a los humanos en
varias actividades, como la traducción de idiomas (en 2024), la redacción de ensayos de secundaria (en 2026), la conducción de
camiones (en 2027), el trabajo en el comercio minorista (en 2031), la redacción de libros de ventas (en 2049) y la práctica de
cirugía médica (en 2053). La encuesta también sugiere que existe un 50% de probabilidad de que la inteligencia articial supere
a los humanos en todas las actividades en un plazo de 45 años, y que la automatización de todos los trabajos humanos ocurra en
120 años. Los investigadores asiáticos proponen fechas aún más cercanas para estos avances (De la Calle et al., 2022).
La cuarta revolución industrial ha propiciado nuevas formas de proveer servicios a través de startups y plataformas de economía
colaborativa u on-demand. Estas innovaciones permiten ofrecer servicios de transporte (como Uber y Caby) o alojamiento
(como Airbnb) de manera innovadora. Las redes sociales también han facilitado la venta de bienes o servicios (como en el caso
de Facebook), y la tecnología ha transformado la venta en tiendas físicas a la venta en línea (como Amazon). Estas nuevas
modalidades de empleo aprovechan las tecnologías emergentes, aunque plantean interrogantes sobre la responsabilidad legal
y social. Al carecer de un contrato laboral formal, no se proporcionan prestaciones como seguro médico, cobertura en casos
de enfermedad laboral o pensión de jubilación. Aparentemente, tampoco existe un empleador en este contexto. Por ejemplo,
Uber ha logrado convertirse en una de las principales empresas de transporte sin poseer vehículos propios. Lo mismo sucede
con Airbnb, que ha crecido como una gran empresa de alojamiento sin ser dueña de ninguna propiedad. Además, este tipo de
modelos de negocio ponen en tela de juicio el papel regulador y scalizador del Estado, al trascender las fronteras tradicionales
(Corrales et al., 2022).
La robótica también está desempeñando un papel importante en la reducción o reemplazo de la mano de obra humana en entornos
fabriles. Actualmente, se observa que hay fábricas en las que la presencia de trabajadores es mínima o incluso innecesaria, ya
sea en la fabricación de alimentos o en la producción de componentes para dispositivos móviles. Esto ha llevado a un aumento
signicativo en la eciencia y la capacidad de producción, como se ha visto en casos donde la producción se ha triplicado. En
realidad, la automatización de la producción ha impulsado una nueva tendencia en la reubicación de las operaciones industriales.
En décadas pasadas, las fábricas solían abandonar los países industrializados debido a los costos elevados de la mano de obra,
trasladándose a naciones con costos laborales más bajos. Sin embargo, esta dinámica está experimentando un cambio, ya que las
fábricas están retornando a los países de origen, no porque necesiten mano de obra, sino porque la automatización ha reducido
esa necesidad. Un ejemplo de esto es la empresa alemana Adidas, que está trasladando su producción de vuelta a Alemania desde
países asiáticos, pero en esta ocasión utilizando robots en lugar de trabajadores humanos.
En realidad, los robots tienen la capacidad no solo de mejorar la producción de una empresa en términos de calidad y cantidad,
sino también de reemplazar a varios trabajadores. Su función en las empresas puede resultar en una reducción signicativa de la
fuerza laboral, e incluso puede llevar a la completa eliminación de las tareas manuales que en el pasado requerían la intervención
de operarios. Este panorama potencialmente conllevará a la pérdida de empleos, aunque todavía no está claro en qué medida o
escala ocurrirá. Sin embargo, es importante destacar que esta evolución también generará la creación de nuevas oportunidades
laborales, que estarán vinculadas al uso y apoyo de las tecnologías.