Revista Fidélitas ׀ Vol.3 (1) ׀ Junio 2022 23
Abstract
The liberal and classical vision of rights which emerged in the XVII and XVIII centuries, in which an individualistic and homogenizing
conception predominated, seems to be evolving towards a disruptive proposal with a borderless quality that outlines collective
and interdisciplinary responses. This is the paradigm of intercultural harmonization of knowledge for a holistic approach to the
ecosystem and climate problems aficting the Central American ecoregion. The biocultural knowledge of Indigenous and Afro-
descendant peoples, in conjunction with scientic studies and advances, make up a dynamic binomial of great projection and with
great practical challenges. With 30 years of validity of the Tegucigalpa Protocol and 200 years of Central American independence,
the environmental, climatic, and cultural community contexts demonstrate the need for a resizing.
Keywords: interculturality, harmonization, community, biculturality, climate change, ecoregion.
Resumen
La visión liberal y clásica de los derechos surgida en los siglos XVII y XVIII, en los que predominaba una concepción individualista y
homogeneizadora, parece evolucionar hacia una propuesta disruptiva y con una cualidad sin fronteras que traza respuestas colectivas
e interdisciplinarias. Se trata del paradigma de la armonización intercultural de saberes para un abordaje holístico de los problemas
ecosistémicos y climáticos que aquejan a la ecorregión centroamericana. Los conocimientos bioculturales de los pueblos originarios
y afrodescendientes, en conjunción con los estudios y avances cientícos, conforman un binomio dinámico de gran proyección y con
grandes retos prácticos. A 30 años de vigencia del Protocolo de Tegucigalpa y a 200 años de la independencia centroamericana los
contextos ambientales, climáticos y culturales comunitarios evidencian la necesidad de un redimensionamiento.
Palabras clave: interculturalidad, armonización, comunitario, bioculturalidad, cambio climático y ecorregión.
“Abya Yala pura descoyuntada
Batalla de esfuerzos imposibles
De trópicos majestuosos y ardientes
De selvas profundas, llanuras…
Mesetas salientes”
Tupturka, indígena de la etnia quechua de Argentina
1. Introducción
Más del 60 % de la vida terrestre, marina y de agua dulce del mundo se encuentra en el Abya Yala1 (UNEP-WCMC, 2016).
En Centroamérica, con una extensión de 570,950 km2, se alberga a más del 7 % de la biodiversidad, el 8 % de la supercie de
manglares y la segunda barrera de arrecifes coralinos, en cifras en el ámbito global (Banco Mundial, 2019).
El futuro de los ecosistemas y la adaptabilidad
al cambio climático desde la armonización
intercultural de saberes en Centroamérica
M.Sc. Daniel Araya González
daraya40855@ude.ac.cr, Profesor de Derecho Agroambiental
Universidad Fidétlitas
Revista Fidélitas, Vol. 3 (1). Junio 2022
http://revistas.udelitas.ac.cr/index.php/revista_delitas
Recibido: 30 abril 2022, Aprobado: 26 mayo 2022
ISSN: 2215-6070
10.46450/revistadelitas.v3i1.48
1Término con que los indígenas Cuna de Panamá nombraron al continente americano. Se ha traducido como Tierra Madura, Tierra Viva o Tierra en Florecimiento.
Se ha utilizado como un símbolo de identidad y respeto de las raíces de los pueblos originarios
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La gran diversidad biológica que interactúa en los múltiples ecosistemas de los países miembros del Sistema de la Integración
Centroamericana (SICA) se entremezcla con su multidiversidad étnica, cultural y lingüística, ya que en la región conuye un
18% de personas afrodescendientes y un 20% de personas indígenas2 . Por lo tanto, se trata de un territorio altamente enriquecido
de saberes bioculturales.
Pese a lo anterior, el paradigma antropocéntrico fomentado por un constitucionalismo homogeneizador llegado a Centroamérica
desde la época de la Colonia y continuado en la posindependencia, según Said (1998) por medio del imperialismo cultural 3,
ha sido permisivo respecto del mantenimiento de modelos económicos sustentados en una visión utilitarista del ambiente. Las
poblaciones indígenas y afrodescendientes, a través de sus conocimientos empíricos y ancestrales, han entendido los ujos
naturales de la ecorregión centroamericana y han desempeñado un rol de guardianes de los ecosistemas que, a la vez, provoca
grandes impactos positivos en la adaptabilidad climática (Programa MRN-CICA / Sotz’il, s. f.). Debido a esto, surge la pregunta
sobre si Centroamérica estaría en un escenario climático y ambiental más adverso sin las contribuciones bioculturales que
brindaron estas poblaciones.
Los bosques mapeados en los territorios de los pueblos indígenas del continente almacenan alrededor de 34.000 millones de
toneladas métricas de carbono al año (MtCO2 por sus siglas en inglés), lo cual representa el 14 % del carbono de los bosques
tropicales del mundo (Frechette et al., 2018). En la Figura 1 se muestran las áreas ocupadas por los pueblos indígenas en
correspondencia con las áreas silvestres protegidas (ASP) de Centroamérica.
Figura 1. Áreas ocupadas por los pueblos indígenas en correspondencia con las áreas silvestres protegidas (ASP) de
Centroamérica
Nota. Adaptado de La región de Centroamérica y República Dominicana en cifras-mayo de 2021, por la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (UICN por sus siglas en inglés) y la Ocina Regional de UICN para México, América
Central y el Caribe (ORMACC), 2021, (https://www.fao.org/3/cb2953es/cb2953es.pdf).
2Datos extraídos de: https://www.sica.int/noticias/sica-propone-mecanismos-para-la-proteccion-de-los-derechos-humanos-de-los-pueblos-originarios-y-
afrodescendientes_1_123252.html.
3“Formaciones ideológicas que incluyen la convicción de que ciertos territorios y pueblos necesitan y ruegan ser dominados, así como nociones que son formas de
conocimiento ligadas a tal dominación: el vocabulario de una cultura imperialista clásica está cuajada de palabras y conceptos como ‘inferior’, ‘razas sometidas’,
‘pueblos subordinados’ ‘dependencia’, ‘expansión’ y ‘autoridad” (Said, 1998, p. 43).
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El esfuerzo cientíco de mapear y entrecruzar estas variables ha demostrado que las 63 etnias indígenas que interactúan en los
países miembros del SICA, ubicadas en 202.017 km2 en tierra y 80.308 km2 en agua, custodian el 48 % de los bosques de la
región (Tercera Vía, 2019). Estos bosques proporcionan grandes benecios ambientales y climáticos que facilitan la adaptación
de la zona ante eventos meteorológicos extremos (Samaniego et al., 2021)4 . Además, representan una gran fuente de ingresos
económicos para la región por medio del turismo (SICA, 2021)5 .
¿Cómo armonizar los saberes bioculturales de las poblaciones indígenas y afrodescendientes que han tenido altos porcentajes
de ecacia con los conocimientos cientícos para un mejor co-manejo de las ASP y una proyección más intercultural de las
políticas socioambientales, climáticas y económicas comunitarias?
La biodiversidad que interactúa en los diversos tipos de ecosistemas del mundo es crucial para la seguridad alimentaria
(FAO, 2019), la salud de las personas (Durant, 2018), la estabilidad climática y, más recientemente, la contención de nuevas
enfermedades y pandemias (Daszak et al., 2020). Según Carducci (2016), se necesita una: “Nueva dimensión de la existencia”
(p. 42) para el tratamiento de estas temáticas.
2. Referentes teóricos
Los países del SICA se encuentran en una zona considerada de alto riesgo climático. En conjunto, la región no produce más del
0.3 % de las emisiones globales de dióxido de carbono (Global Carbon Atlas, s. f.). Según Germanwatch (2019), en referencia al
Índice de Riesgo Climático Global (IRCG), entre los años 1998 a 2017 Honduras y Nicaragua se posicionaron entre los primeros
10 países más afectados por eventos climáticos extremos. En años anteriores, El Salvador ocupó el primer lugar. En este periodo
murió un aproximado de 526,000 personas como secuela directa de más de 11,500 fenómenos meteorológicos extremos y se
generaron pérdidas regionales de alrededor de 3.47 billones de dólares. En la Figura 2 se exponen los promedios anuales de
los impactos del cambio climático sobre el producto interno bruto (PIB) en la región, así como sobre el número de pérdidas
humanas, haciendo una relación entre el año 2010 y los posibles escenarios para el año 2030.
Figura 2. Promedios anuales de los impactos del cambio climático sobre el producto interno bruto (PIB) en la región y número
de pérdidas humanas
Nota. El impacto se presenta como promedio anual. Adaptado de Centroamérica y la República Dominicana: Monitor de
Vulnerabilidad Climática, pérdidas totales nacionales, 2010 y 2030, por Fundación DARA Internacional, 2012, (https://www.
cepal.org/sites/default/les/events/les/19-00711_lbc_160_emergencia-cambio-climatico_web.pdf).
Costos ecomicos
(en porcentajes del PIB)
rdidas humanas
(en número de personas)
Impacto
del cambio
clitico
Impacto de
la intensidad
de carbono
Impacto del cambio
clitico y la intensidad
de carbono
Impacto del
cambio climático
Impacto de
la intensidad
de carbono
Mortalidad Personas afectadas
2010 2030 2010 2030 2010 2030 2010 2030 2010 2030
Belice 7,7 14,2 5,3 10,2 50 60 25 000 30 000 2 000 2 500
Costa Rica 3,1 6,3 0,6 0,9 700 850 75 000 200 000 25 000 30 000
El Salvador 3,6 7,2 0,5 0,8 1 500 1 500 100 000 150 000 45 000 60 000
Guatemala 2,9 5,8 0,8 1,2 3 500 5 0001 100 0001 200 000 150 000 250 000
Honduras 4,6 9,0 1,5 2,5 2 500 3 000 150 000 250 000 100 000 150 000
Nicaragua 6,3 11,7 2,4 4,3 1 500 2 000 95 000 200 000 55 000 65 000
Pana 42 8,4 2,1 3,8 550 650 200 000 300 000 25 000 25 000
Reblica
Dominicana
2,4 4,8 0,3 0,3 3 000 3 500 250 000 400 000 75 000 100 000
4“Nuestros resultados muestran que, entre 2013 y 2017, las lluvias extremas han provocado pérdidas para la región centroamericana de entre un 1,9% y un 2,4% del
PIB por año” (Samaniego et al., 2021, p. 9).
5“Según datos de la Secretaría de Integración Turística Centroamericana (Sitca), para el año 2019, 1.26 millones de empleos fueron generados de forma directa por
el turismo. De igual forma, la región recibió a más de 24.1 millones de turistas, representando un aproximado de 20,575.9 millones de dólares” (SICA, 2021, p. 33).
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Los ujos migratorios en Centroamérica están siendo afectados de forma directa por la destrucción de los ecosistemas y el
cambio climático. En un intento por mitigar estos y otros efectos multidimensionales, a nivel comunitario se ha diseñado una
serie de instrumentos6 que rearman el contenido sustantivo y axiológico de los convenios y tratados internacionales7 suscritos
por la mayoría de los países miembros del SICA, entre ellos la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible adoptada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en el año 2015.
A nivel comunitario, el SICA ha conseguido avances de suma importancia en el fomento de los diálogos bioculturales cientícos
para una mejor adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, en la línea del cumplimiento de los Objetivos
de Desarrollo Sostenible (ODS) 13, 14 y 15. Uno de los ejemplos más recientes es la Agenda Estratégica para el desarrollo
sostenible e inclusivo de los pueblos indígenas y afrodescendientes en la región centroamericana (2021), en adelante, la Agenda.
La Agenda surge producto de la colaboración del proyecto Participación Política Regional de los Grupos Vulnerables, nanciado
por el Gran Ducado de Luxemburgo, junto con la Secretaría General y el Comité Consultivo del SICA. Este instrumento:
“Castiga las prácticas discriminatorias y racistas, valora y promueve los atributos de sus culturas” (SICA, 2021b, p. 29). La
importancia de la Agenda está en continuar por la línea de la consideración de otros saberes: “Fuentes de su identidad cultural,
su conocimiento, su espiritualidad y su supervivencia” (SICA, 2021b, p. 30), que en conjunto proporcionan respuestas más
integrales y ecaces a problemáticas sin fronteras como el cambio climático.
Aunque la Agenda no dispone de forma expresa de la armonización de saberes para el tratamiento de los problemas ecosistémicos
y de cambio climático, se proyecta como una facilitadora de los procesos de creación de puentes interculturales que deben
transversalizar los instrumentos comunitarios especícos. Entre estos se encuentra la Estrategia Regional de Cambio Climático
(ERCC, 2018 2022) y la Estrategia Regional Ambiental Marco (ERAM, 2021 2025), además de sus subestructuras técnicas.
En su apartado denominado Desafíos regionales de los pueblos indígenas y afrodescendientes, como desafío 7 se halla el:
“Disminuir el impacto social y ambiental adverso del modelo de producción extractivo” (SICA, 2021b, p. 84). La minería
y los problemas asociados con el uso de la tierra motivaron el 54 % de los conictos socioambientales que se identican
en Centroamérica entre los años 1990 a 2020 (Programa Estado de la Nación, 2021). La falacia extractivista, como la han
denominado algunos expertos (Gudynas, 2021), desacredita un sinnúmero de investigaciones comunitarias que plantean
alternativas posextractivistas rentables, ecológicas y resilientes al cambio climático (Midence et al., 2020). En la Figura 3 se
muestran los porcentajes de conictividad socioambiental de la región entre los años 1990 a 2020.
6 Convenio Regional sobre Cambio Climático (1993), Alianza para el Desarrollo Sostenible (1994), Plan Ambiental de la Región Centroamericana (Parca 2000-2004),
Parca (2004-2009), Declaración de San Pedro Sula (2008), Estrategia Regional de Cambio Climático (2010-2014), Estrategia Ambiental Regional Marco (2015),
Estrategia Regional de Cambio Climático (2018-2022), Estrategia Energética Sustentable Centroamericana (2020), Estrategia Regional de Manejo, Conservación,
Restauración y Monitoreo de Manglares en el Arrecife Mesoamericano (2020-2025), Estrategia Regional Ambiental Marco (ERAM 2021-2025), Agenda estratégica
para el desarrollo sostenible y derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes de Centroamérica y República Dominicana (2021).
7 Por ejemplo, la Estrategia REDD (reducción de emisiones por deforestación y degradación de los bosques) ha sido calicada por la Agenda Indígena Mesoamericana
(2014 – 2024) del Foro Indígena de Abya Yala-Mesoamérica como un instrumento que: “No toma en cuenta los derechos humanos, la participación y los aportes de
nuestros pueblos con sus conocimientos tradicionales, como elementos importantes para combatir el cambio climático” (p. 26).
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Figura 3. Porcentajes de conictividad socioambiental de la región entre los años 1990 a 2020
Nota. Adaptado de Distribución porcentual de conictos socioambientales, por tema. 1990-2020 (n=172), por Chacón y González,
2021, https://repositorio.conare.ac.cr/bitstream/handle/20.500.12337/8109/PEN_informe_estado_region_capitulo_7_2021.
pdf?sequence=1&isAllowed=y).
A pesar de que la Agenda utiliza el concepto de desarrollo empleado en la Alianza para el Desarrollo Sostenible de Centroamérica
(Alides) (SICA, 1994), en la cual se coloca al ser humano como: “Centro y sujeto primordial del desarrollo” (p. 59), a la vez
incorpora una nueva compatibilidad para el progreso desde la interculturalidad al indicar “es oportuno tomar en consideración
el concepto de Desarrollo desde la identidad que incorpora la riqueza de conocimientos y saberes de los individuos” (p. 59), tal
cual lo contempla la Agenda Indígena Mesoamericana (2014 – 2024)8.
Armonizar para un futuro
Según Nemogá (2016, citando a Turnhout et al., 2013): “Existe una necesidad de que se avance en la investigación y promoción
de formas alternativas que apoyen, conserven, modiquen o reinventen mutuas relaciones entre naturaleza y sociedad” (p.
312). La bioculturalidad, entendida como la interrelación entre las manifestaciones culturales y los ecosistemas, es decir, de su
coevolución socioecológica, ha repercutido en la adaptabilidad y resiliencia de los pueblos indígenas y afrodescendientes (Maf
y Woodley, 2010).
El abordaje de los problemas ecológicos y climáticos desde una postura no solo de reconciliación biológica, sino también cultural,
produce una mayor correlatividad (normas-realidades multinivel) (Macshane et al., 2011). El paradigma de la armonización
intercultural de saberes responde a la necesidad de superar el predominio y exclusividad del conocimiento cientíco en lo que
respecta al uso, manejo, conservación y restauración de los ecosistemas9 , que se ha sustentado en una visión antropocéntrica
(Kopnina et al., 2018) y colonizadora (de Sousa Santos et al., 2021).
La Agenda se convierte en un instrumento que, a 200 años de la independencia centroamericana, arma una progresiva
reconciliación entre el conocimiento de los vencedores y el de los vencidos (de Sousa Santos, 2018), lo cual permite avanzar
hacia otras visiones y estrategias comunitarias a partir de los diálogos horizontales interculturales y de las acciones in situ.
Esta postura permite la apertura hacia otras losofías como el ecofeminismo (Mies y Shiva, 2016), contribuyendo a una visión
comunitaria más holista.
0% 10% 20% 30% 40%
Conflictos industriales o servicios
Gestión de residuos
Turismo recreación
Infraestructura y ambiente construido
Conflictos por biodiversidad/conservación
Combustibles fósiles
y justicia climática/energética
Gestión del agua
Biomasa y conflictos por la tierra
Extracción de minerales
y materiales de construcción
8 “La visión de desarrollo desde el pensamiento de los pueblos indígenas se orienta a la búsqueda de un desarrollo espiritual y material, desde la libre determinación de
los pueblos, sobre la base de su propia cultura e identidad diferenciada en forma especíca, dentro de un medio ambiente sano y en el marco de un estado de derecho.
Considerando el desarrollo como un camino multidimensional y cíclico, en benecio de todos” (Foro Indígena de Abya Yala-Mesoamérica, 2014, p. 9).
9 “Aunque un decenio puede parecer mucho tiempo, estos diez próximos años son los que más importancia tendrán, según los cientícos, en la lucha por evitar el
cambio climático y la desaparición de millones de especies” (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2019, s. p.).
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La premisa ecocéntrica y la biocultural son apoyadas en una serie de estudios cientícos de previsiones para la década de 2050,
los cuales arman que las especies y ecosistemas ubicados en las ASP de los países miembros del SICA se adaptarán al cambio
climático de mejor manera que aquellos que actualmente no se protegen (Anderson et al., 2008). Esta información respalda las
acciones del SICA sobre estas áreas y, a la vez, asiste como guía para otorgar el reconocimiento jurídico de ASP a nuevas zonas,
lo que promueve un comanejo intercultural que contribuya con el sostén ecológico del Corredor Biológico Mesoamericano
(CBM), como ecorregión mitigadora del cambio climático.
Realizando una breve interpretación crítica comparada, el Comité Económico y Social Europeo (EESC por sus siglas en inglés)
publicó, en el año 2019, el documento titulado Towards an-EU Charter of the Fundamental Rights of Nature. El estudio lo
desarrolló un panel de expertos a solicitud del EESC y tuvo como objetivo determinar cómo el paradigma de los derechos de la
naturaleza puede superar los vacíos del derecho ambiental y de qué forma es posible adaptarlo a la normativa comunitaria. La
situación europea, al igual que muchas otras regiones del mundo, demuestra cómo el alto compromiso ambiental, por medio de
la promulgación de una serie de directivas ambientales10 de gran importancia, no es correlativa con las realidades. Solamente un
23 % de las especies y un 16 % de los ecosistemas se encuentran en situaciones óptimas o favorables (European Environment
Agency [EEA], 2020).
Pese a que la Unión Europea alberga poblaciones originarias (Berger, 2019), considera postulados propios del Nuevo
Constitucionalismo Latinoamericano (Martínez Dalmau et al., 2021). Lo anterior se nutre de la interculturalidad de saberes
desde un enfoque ecocéntrico, lo cual ofrece un entendimiento holista de la relación entre los derechos humanos, la naturaleza
y el constitucionalismo (Bagni, 2019; Bonglio, 2018). Los sitios de producción, como los denomina López Medina (2016)11 ,
parecen variar con el advenimiento de nuevos paradigmas surgidos en el Abya Yala.
3. Metodología
La presente investigación es exploratoria. Aunque existen algunos trabajos previos sobre la temática, especialmente en materia
de incorporación del elemento intercultural en la educación, así como de investigaciones cualitativas sobre el uso resiliente de
los conocimientos originarios para el abordaje práctico de múltiples temáticas socioambientales y sus repercusiones climáticas,
las referencias investigativas son escasas en cuanto al entrelazamiento de los saberes bioculturales con los conocimientos
cientícos dentro de la normativa comunitaria centroamericana.
Se trata de una investigación de base cuantitativa y cualitativa, en la cual se llevó a cabo un estudio sistemático y crítico de la
literatura precedente, así como de los datos ecosistémicos y climáticos regionales mediante una selección y revisión metódica de
la información. A partir de esto, se logró una descripción panorámica, así como una relación descriptiva de las causas y efectos
del problema objeto de estudio, con lo que se pretende incentivar futuros trabajos mixtos que permitan una mayor exibilidad
hacia el pluralismo metodológico y el eclecticismo analítico, en búsqueda de perspectivas más amplias (Hernández Samperi et
al., 2014).
4. Resultados
La investigación logra una aproximación reexiva y panorámica sobre una temática poco discutida y desarrollada a nivel
comunitario centroamericano como lo es la armonización de saberes para una integral protección ecosistémica y una ecaz
adaptabilidad al cambio climático. Se evidencia la estrecha relación entre el alto porcentaje de biodiversidad regional – habiendo
señalado sus multidimensionales efectos positivos sobre la salud humana, la prevención de enfermedades pandémicas, la
seguridad alimentaria y el cambio climático – y la multiculturalidad.
10 Directiva 2010/75/UE (la Directiva de Emisiones Industriales); Directiva 2004/35/EC (Directiva de Responsabilidad Medioambiental); Directiva 2008/98/EC
(Directiva Marco de Residuos); Directiva 2008/50/EC (la Directiva de calidad del aire ambiente); Directiva 2000/60/EC (la Directiva Marco del Agua); Directiva
2008/56/EC (la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina); Directiva 2009/147/EC (la Directiva de Aves); Directiva 92/43/EEC (Directiva de Hábitats; Directiva
2002/49/EC (Directiva de Ruido Ambiental); Directiva 2014/95/EU (Directiva de Información No Financiera); Directiva 2011/92/EU (Directiva de Evaluación de
Impacto Ambiental Directiva); y la Directiva 2001/42/EC (la Directiva de Evaluación Ambiental Estratégica).
11 “De esta forma puede ser que, al nal, las teorías meramente imitativas de países no prestigiosos en iuslosoa terminen siendo tan ricas en sugerencias y desarrollos
como la de las tradiciones fuertes y reconocidas” (López Medina (2016, p. 34).
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Si bien el escaso desarrollo doctrinal y jurídico de la temática a lo interno del Sistema de la Integración Centroamericana
condiciona de múltiples formas su aplicabilidad en la región, el entrecruzamiento de datos ambientales, culturales y climáticos,
por ejemplo, la correspondencia que existe entre las Áreas Silvestres Protegidas y las áreas ocupadas por las poblaciones
indígenas, justica la necesidad de un redimensionamiento normativo a partir de la transversalidad del elemento biocultural.
La Agenda Estratégica para el desarrollo sostenible e inclusivo de los pueblos indígenas y afrodescendientes en la región
centroamericana (2021) es el único instrumento comunitario que intenta aproximar los conceptos de sostenibilidad e
interculturalidad, utilizando la noción de Desarrollo desde la pluralidad de conocimientos y saberes. El SICA, mediante la
promulgación de la Agenda, impulsa el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a la vez que posibilita que esta
norma funja como un puente intercultural para la aplicación de la Estrategia Regional de Cambio Climático (ERCC, 2018 2022)
y la Estrategia Regional Ambiental Marco (ERAM, 2021 2025).
La investigación conrma que las premisas ecocéntrica y biocultural, aunque desarrolladas de forma tácita en la Agenda, son
acciones positivas que contribuyen a la superación del predominio y exclusividad del conocimiento cientíco en lo que respecta
al uso, manejo, conservación y restauración de los ecosistemas y la adaptabilidad al cambio climático.
5. Conclusiones
En la última década la degradación de los ecosistemas, la extinción de las especies y el calentamiento global han provocado un
crecimiento de los litigios ambientales y climáticos y se espera un aumento de estos en el periodo 2020 2030. Estas problemáticas
globales transversalizan, de forma negativa, la ecacia de los derechos humanos, a la vez que permiten redimensionar sus bases
teóricas.
En Centroamérica conuye una amalgama de contextos que amerita desarrollarse desde un enfoque comunitario integracionista.
La biodiversidad que interactúa en los países miembros del SICA se encuentra todavía en un periodo de oportunidades, no
en una etapa de no retorno. El viraje biocéntrico presupone ir más allá del tradicional enfoque de las políticas ambientales
y climáticas comunitarias (antropocentrista), para, en su lugar, promover la incorporación paulatina y selectiva de algunos
conceptos y alcances que circundan las tesis de los derechos de la naturaleza12 y de los derechos bioculturales.
Mediante los diálogos para una armonización de saberes, los conceptos cientícos se logran entremezclar con las experiencias
de poblaciones que han demostrado un conocimiento avanzado en la protección y restauración de los ecosistemas. La región
centroamericana comprende una serie de elementos que, por medio de políticas, normas y programas comunitarios interculturales
pueden convertirla en un modelo de gestión climática en el ámbito global.
El SICA debe continuar impulsando normas derivadas que partan de la transversalidad de los elementos ecológicos y culturales.
Sus esfuerzos han dado frutos y sirven de puentes para redimensionar un presente complejo con miras en el futuro comunitario
promisorio.
12 “Se trata de una persona jurídica de Derecho Público que puede asimilarse a una “Fundación para la Vida”, la cual ha sido creada por sí misma (o ha sido creada, si
se quiere, por un Creador) para hacer del planeta tierra la morada de un universo de seres vivientes” (Stutzin, 1985, citado por Iacovino, 2020, p. 105).
Revista Fidélitas ׀ Vol.3 (1) ׀ Junio 2022 30
6. Referencias
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